La manera más precisa de saber la edad de un árbol es contando los anillos formados en el interior de su tronco.
A cada árbol le crece una nueva capa exterior de madera cada año. Estas capas aparecen como anillos en la sección transversal del tronco, llamados anillos anuales. Cada anillo representa un año de vida del árbol. Así pues, si el tronco de un árbol tiene 10 anillos, significa que el árbol tiene 10 años. La lectura de los anillos se realiza desde el centro hacia afuera, es decir que el primer año de vida del árbol lo marca el primer anillo del centro.
Ahora bien. No todos los anillos son iguales, ya que unos son más anchos que otros, y unos son más oscuros o más claros. Esto se debe a los cambios anuales en el clima al que el árbol se vio sometido. Un año con abundantes lluvias produce un anillo ancho y claro, mientras que un año de sequía produce un anillo delgado y oscuro. La temperatura influye también de forma significativa: si el año es muy frío, se formará un anillo delgado y oscuro; mientras que si las temperaturas han sido más templadas, el anillo será más ancho y claro. Además del clima, intervienen muchos otros factores: como la salud del árbol, una plaga que lo debilita, la lucha con otros árboles por el espacio, un incendio, etc.
Para saber la edad de un árbol, no es necesario cortarlo para contar la cantidad de anillos de su tronco. Existen perforadores de árboles que no dañan el tronco y que se introducen hasta el centro para sacar un pequeño cilindro en el que se pueden contar los anillos.
Los perforadores de árboles vienen en diversos largos, ya que no todos los troncos tienen el mismo grosor. Esto permite obtener las correspondientes muestras de troncos para poder realizar el conteo de los anillos y saber la edad de los árboles.
