En estado salvaje, los teros se alimentan de lombrices, gusanos, larvas, arañas, caracoles, bichos bolita y varios tipos de insectos, como langostas, escarabajos y hormigas.
En cautiverio es conveniente albergarlos en patios con césped, para que puedan procurar su alimento entre los insectos del lugar. Se les puede dar, además, semillas de alpiste, mijo y mora, migas de pan y carne cruda picada o molida, especialmente en la época de escasez de insectos.

Su método de caza consiste en realizar cortas carreritas de tres o cuatros pasos y luego lanzar un picotazo para atrapar a su presa. Los teros también usan el método del “temblor de patas” o “tanteo”, mediante el cual logran movilizar a las lombrices que están debajo de la tierra y con su fino sentido del tacto ejercido con los dedos consiguen localizarlas.
Características de los teros
Los teros son pequeñas aves zancudas que habitan tanto en campos abiertos como en zonas urbanas, aunque se los encuentra con mayor frecuencia en las cercanías de lagunas, esteros y cañadas. Poseen un cuerpo esbelto, cabeza pequeña coronada por un fino copete negro, ojos rojos, pico corto, alas anchas y redondeadas con espolones rojos que usan para defenderse, cola de tamaño mediano, y patas finas y largas de color rojo. Su plumaje es poco llamativo, con una mezcla de color gris, pardo, negro y blanco.
Son de hábitos diurnos y crepusculares, y por lo general se agrupan en bandadas. Tienen un carácter agresivo y territorial, y ante cualquier peligro o amenaza lanzan un grito estridente y repetido. Cuando tienen huevos o pichones, los teros atacan con un amenazante vuelo rasante a cualquier intruso que transite por su territorio.

Construyen un nido simple con ramitas y hierba en el suelo a campo abierto, donde depositan hasta 4 huevos de color gris verdoso con pequeñas manchas oscuras. Los huevos son incubados durante 26 días, y una vez nacidos los pichones son cuidados fervientemente por ambos padres hasta su total independencia.
